Las empresas cada vez demandan y exigen a su administración lograr mayores márgenes de utilidad respecto a su operación, mismos que pueden verse limitados por perdidas económicas, ya que muchas veces dependen de un tercero, aquí hablaremos de proveedores o contratista de bienes y servicios.
La Administración de Riesgos es un área que no esta implementada en todas las empresas, se maneja como una función o actividad que muchas veces está repartida entre diferentes áreas que no reportan a la misma dirección. Una de sus funciones principales, es eliminar o minimizar los riesgos económicos que puedan afectar la estabilidad de la empresa. Los riesgos a los que se enfrenta una empresa y sus operaciones pueden resultar de factores tanto internos como externos, los más peligrosos son aquellos que no se reconocen fácilmente.
Como mencionan Almaguer y Pérez (2012), una buena Administración de Riesgos asume tantos riesgos como sea razonable, por lo que se debieran asumir aquellos que, si ocurrieren, no tendrían un gran impacto sobre la condición financiera de la empresa.
¿Pero qué hacemos con los Riesgos que pueden impactar considerablemente la condición financiera de la empresa?
Los trasladamos, si, así de sencillo.
La mayoría de las pérdidas que son resultado de la responsabilidad de la operación, daños a la propiedad, incumplimientos, atrasos, mala calidad y otros riesgos, se pueden evitar frecuentemente casi o sin ningún costo para la empresa. Todo depende de tener o no en cuenta los posibles riesgos a la hora de tomar las decisiones.
Determinar cuáles riesgos se deben asumir, es un proceso que equilibra el costo-beneficio y el costo administrativo de un programa de control de riesgos y prevención de pérdidas, todo esto se puede lograr a través de un Blindaje Empresarial de Seguros y Fianzas.
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