Muchos piensan que el seguro es un gasto. De hecho, las reglas de contabilidad lo tratan como tal. Como consumidores, sabemos que el seguro no es el producto más emocionante para comprar y no siempre le damos la idea que merece. La conciencia de gastos, ya sea que provenga de nuestros propios bolsillos o de nuestros negocios, puede impedirnos mirar más allá del precio más barato disponible.
El cambio de mentalidad, pensar que el seguro es comprar un activo, nos lleva como consumidores a cambiar nuestros criterios de decisión cuando hacemos esa elección. Nos enfocamos en la debida diligencia requerida para valorar ese activo, particularmente en lo que respecta a la compañía de seguros y sus dueños.
¿La empresa de seguros tiene un sólido balance general y calificaciones de alto nivel de las agencias calificadoras? ¿Tiene la empresa un historial probado de disposición a pagar reclamaciones además de la capacidad financiera para pagarlas?
Por otro lado, el seguro de vida probablemente no sea considerado una «inversión» por muchos en el campo financiero. Pero sigue siendo una parte importante de su panorama financiero general si usted es una fuente principal de ingresos o de estabilidad financiera para cualquier persona en su vida.
El seguro más caro es un seguro que no funciona cuando lo necesita. Pensar en el seguro como un activo en lugar de simplemente como un gasto puede ayudar a cambiar la perspectiva y ayudar a tomar mejores decisiones a largo plazo. En pocas palabras: no todos los seguros o reaseguros son iguales.
Los beneficios de la póliza de seguro de vida se pueden usar para pagar los gastos finales, incluidos los costos de funeral o cremación, las facturas médicas no cubiertas por el seguro de salud, los honorarios de administración del patrimonio u otras obligaciones impagas. Incluso los gastos, como el saldo de una hipoteca, pueden ser cubiertos por su beneficio.
Para más información sobre los seguros de vida, te recomendamos leer nuestro artículo: Lo que debes saber de los seguros de vida.
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